En Viena destacó Egon Schiele, discípulo de Klimt, cuya obra giró en torno a una temática basada en la sexualidad, la soledad y la incomunicación, con cierto aire de voyeurismo, con obras muy explícitas por las que incluso estuvo preso, acusado de pornografía. Georges Rouault estuvo vinculado en principio al simbolismo (Stella matutina, 1895) y al fauvismo, pero su temática de índole moral -centrada en lo religioso- y su colorido oscuro lo acercaron al expresionismo.