En el arte gótico el desnudo empezó a forjarse principalmente en el entorno germánico, a inicios del siglo XIII. También fue un antecedente la obra de Emil Nolde: a principios de siglo empleaba la técnica divisionista, con empaste muy grueso y pinceladas cortas, y con fuerte descarga cromática, de influencia postimpresionista. En estas obras se denota el culto a la perfección física, que se expresaba principalmente en el atletismo, que conjugaba el vigor físico con la virtud moral y la religiosidad.