También cabe destacar que los monarcas hispánicos fueron grandes coleccionistas de desnudos, desde Carlos I hasta Felipe IV, y a tal fin estaba destinada la Torre Dorada del Alcázar de Madrid, en su día un auténtico museo del desnudo. Otros surrealistas que practicaron el desnudo fueron: Max Ernst, que solía trabajar en collage por su formación dadaísta, y que mostró un gran interés por la irracionalidad y el arte efectuado por dementes: Los grandes enamorados (1926), Jóvenes desnudas (1926), Vistiendo a la novia (1940); y André Masson, interesado en la vía automática (libre asociación de ideas), con una obra gestualista, agresiva, con interés por el sadomasoquismo: Desnudo matemático (1928), manchester city camiseta de influencia mironiana.