Zanon resiste hasta última hora, pero termina por aceptar una oferta del Marsella. Según se dice, cuando se fueron, dejaron una palangana como regalo en la que se leía: “Aquí os dejamos como despedida esta palangana, que la utilizaréis de por vida para recoger las lágrimas que derramaréis, no por vuestros fracasos, sino por nuestros éxitos, pues a partir de ahora estaréis más pendientes de ellos que de vuestra propia realidad”.