Para ello se invirtió en un plan urbanístico (o PAI) de urbanizar 1.651.650 metros de suelo rústico con 3.000 viviendas además de la nueva ciudad deportiva. El propio Soler calificó la operación como un «pelotazo» urbanístico favorable para el Valencia, camiseta city pero la oposición al alcalde de Ribarroja del Turia y la plataforma vecinal ecologista «Salvem Porxinos» (Salvemos Porchinos) rechazaron la viabilidad y legalidad del plan y lo llevaron ante el Tribunal Superior de Justicia.